El zirconio es uno de los materiales de vanguardia en la odontología moderna. Se trata de un metal (grupo de metales transitorios) en forma cristalina, que se obtiene del mineral circón en el que se encuentra en forma de silicato. El zirconio (también llamado zirconia) destaca por su color blanco, ser traslúcido, fácilmente maleable y altamente resistente, cualidades que lo hacen idóneo para la elaboración de acero y porcelana, lo que le ha valido para sustituir a las aleaciones y porcelanas anteriormente utilizados, tanto en la ortodoncia como en las prótesis dentales.
Además de sus cualidades ya señaladas, podría decirse que es totalmente biocompatible, lo que mejora sustancialmente la tolerancia de aparatos ortodóncicos y prótesis, además de aportar un valor estético prácticamente inigualable. El zirconio es la base de la denominada ortodoncia estética, en la que tanto los aros de metal como los brackets pueden fabricarse con aleaciones de este metal y cristales de este material, de tal modo que resultan mucho más cómodos, evitan los problemas de alergia que pueden presentar otras aleaciones y la ortodoncia resulta casi imperceptible desde el exterior.
Prótesis de zirconio
En el ámbito de la protésica dental el zirconio se utiliza en la fabricación de carillas, coronas y prótesis, tanto de una sola pieza sobre raíces naturales o implantes, como parciales o totales. Sus cualidades físicas y estéticas permiten la colocación de prótesis que destacan por ser más ligeras y tener una mayor dureza, resistencia y durabilidad, además de ofrecer una apariencia natural y luminosa que no se pierde aún cuando se retraiga la encía, ya que nunca será visible el metal, como ocurre con las prótesis hechas con otros metales. En realidad, la parte exterior de estas prótesis está elaborada con materiales cerámicos, mientras que es la parte interna las que se hace con zirconio.
Otras características que lo hacen muy recomendable es que dificultan que se adhiera la placa bacteriana y también tiene una baja conductividad térmica, lo que permitirá no tener sensaciones desagradables cuando se ingieran alimentos y bebidas muy calientes o fríos.
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